—Nuevas perspectivas sobre el cambio tecnológico desde la ciudad de Madrás en la India de principios del siglo XX.—

 

Como ha señalado David Edgerton en la introducción de esta sección, la filtración de agua no es una de esas técnicas que nos pasan por la cabeza cuando pensamos en la globalización. Sin embargo, los estudios disponibles indican que era una técnica profundamente global a principios del siglo XX. A medida que el incremento de la población urbana de finales del siglo XIX comenzó a superar la capacidad de las viviendas preexistentes, las viviendas superpobladas y el aumento de la contaminación de las fuentes de suministro de agua se convirtieron en problemas comunes en muchas ciudades industrializadas del mundo. A todo ello se unió la creciente integración del mundo a través del comercio, el transporte y las conquistas imperiales. Surgieron así las condiciones perfectas para la propagación de epidemias devastadoras como el cólera. A medida que las epidemias se convirtieron en un problema global, las posibles soluciones a las mismas también debieron moverse en esta escala global. La filtración de agua fue una de las soluciones defendidas por los reformadores sanitarios de finales del siglo XIX. Las ciudades de todo el mundo adoptaron esta tecnología durante el período decisivo de las primeras décadas del siglo XX.

La transformación de la filtración en una técnica global se produjo de forma gradual. Uno de los primeros casos documentados de uso de la filtración de agua en el siglo XIX fue en Paisley (Escocia) en 1804, pero la atención mundial hacia esa práctica no comenzó a surgir hasta que fue adoptada por la compañía Chelsea para purificar el suministro de agua de Londres en la década de 1820. En términos generales, los llamados filtros de arena lentos consistían en tanques abiertos poco profundos donde el agua pasaba a través de tres capas de materiales filtrantes: grava en la parte inferior, una capa de arena gruesa en el medio y una capa de arena fina en la parte superior.

Una tabla de análisis de agua en Londres en los años anteriores a la bacteriología. Fuente: Report of the Government Commission on the Chemical Quality of Supply of Water to the Metropolis, 1851.

La adopción de esta técnica en las primeras décadas del siglo XIX se produjo de forma gradual debido a dos principales factores: la interpretación miasmática de las enfermedades y el interés primordial por la pureza del agua. En primer lugar, hay que tener en cuenta que a mediados del siglo XIX no existía un consenso acerca del papel del agua en la propagación de enfermedades como el cólera. En esos años, el paradigma explicativo de las enfermedades, generalmente etiquetado como la interpretación miasmática, señalaba a los ambientes sucios, en lugar del agua contaminada, como la causa principal de estas dolencias. El segundo aspecto que debe ser considerado es que las autoridades municipales estaban lejos de conocer con precisión qué es lo que purificaban los filtros. Entre 1830 y mediados de la década de 1880, la filtración se utilizó con el fin de garantizar la pureza química del agua y se consideraba que contribuía a mejorar su aspecto y olor. No era empleada con la intención de atenuar los riesgos bacteriológicos generados por los contaminantes del agua porque, entre otras cuestiones, la microbiología estaba todavía en proceso de formación.

Ilustración de los filtros de arena lentos de Madrás. Fuente: Note by Special Engineer of Madras Waterworks, 1918.

Tres desarrollos importantes cambiaron el papel y la importancia de la filtración a partir de la década de 1880. En primer lugar, los conocimientos de investigación de científicos como Robert Koch, Louis Pasteur y otros llevaron a establecer relaciones causales entre enfermedades y microbios, lo que supuso la generalización de la teoría microbiana de las enfermedades y el abandono progresivo de la explicación miasmática de los entornos sucios. En segundo lugar, los experimentos realizados en Londres indicaron que los filtros de arena lentos eran efectivos para el control bacteriológico, al mostrar que podían eliminar el 95% de los microorganismos presentes en el agua. En tercer lugar, el espectacular éxito de los filtros lentos en 1892, al permitir controlar con éxito un brote de cólera en Hamburgo, proporcionó una demostración práctica de la eficacia bacteriológica de estos filtros y se transformó en un argumento de peso para favorecer el uso de la filtración de agua como medida eficaz de salud pública. Una buena parte de la comunidad médica alabó con entusiasmo la filtración de agua mientras el análisis bacteriológico reemplazaba al ensayo químico como técnica para conocer la calidad del agua y la microbiología se imponía a la vanguardia de la ciencia médica de la época.

No obstante, la circulación global de las técnicas de filtración de agua durante las siguientes tres décadas no fue automática, ni mucho menos. El reto principal fue encontrar sistemas de filtración adaptados a las variadas condiciones ambientales de las diferentes partes del mundo. Cada ciudad tenía su propia fuente natural de agua, con sus características peculiares, por lo que un filtro que funcionaba de maravilla en una población podía ser inadecuado, o incluso nefasto, para otra. Las empresas de tratamiento de aguas estadounidenses, por ejemplo, privilegiaron un nuevo método conocido como filtración mecánica para sustituir los filtros de arena lentos porque sus responsables pensaban que estos últimos no servían para alcanzar sus objetivos. Los ingenieros estadounidenses hicieron este tipo valoraciones en conjunción con las campañas de marketing y publicidad de las empresas sobre la supuesta superioridad de los sistemas de filtración mecánica frente a los de filtración lenta.

Dada esta polémica, entre 1890 y 1920 reinó una gran incertidumbre acerca del mejor método de filtración que debía adoptarse según cada contexto. Varias ciudades vivieron la amarga experiencia de instalar un sistema que se reveló posteriormente inadecuado, lo que implicaba grandes dispendios para las arcas municipales en forma de fuertes inversiones que, en ocasiones, suponían una parte sustancial de las obras de gestión del agua potable. Todo ello creó un daño colateral: socavó la legitimidad de las comunidades expertas en medicina e ingeniería que defendían con fruición las extraordinarias virtudes de la filtración. No fue hasta el final de la Primera Guerra Mundial cuando se pudo evaluar el rendimiento comparado de la filtración rápida y la filtración lenta. Fue un resultado inesperado de los desvelos de las tropas británicas instaladas en Egipto para obtener agua potable del Nilo.

Sección transversal de un filtro mecánico comercializado por la compañía Jewell Pure Water. Wikimedia.

El caso de la ciudad india de Madrás servirá para ilustrar estas transformaciones. A principios del siglo XX, Madrás era un próspero centro comercial que había alcanzado dimensiones colosales hasta convertirse en la tercera ciudad más grande de la India británica y la sexta del imperio británico. Su esplendor era, sin embargo, cuestionado constantemente por las estadísticas sanitarias que situaban a Madrás entre las ciudades más insalubres del mundo debido a la alta mortalidad por enfermedades infecciosas. Las autoridades británicas veían este hecho como parte de la propensión de las ciudades indias a la proliferación de enfermedades, por lo que apenas tomaron medidas correctivas para solucionar el problema hasta principios del siglo XX, cuando una devastadora epidemia de peste espoleó la realización de acciones urgentes.

Cuando por fin en 1914 se construyó en Madrás una planta de filtración, el contexto internacional se encontraba dividido por la competencia entre los métodos predominantes en Estados Unidos (filtración mecánica) y Gran Bretaña (filtración lenta de arena). Los expertos británicos que participaron en la toma de decisiones en Madrás optaron por seguir el método preponderante en la metrópoli y descartaron los filtros mecánicos porque, en su opinión, no habían sido suficientemente probados. La ciudad construyó filtros de arena lentos que supusieron un coste elevado para los contribuyentes de la ciudad, la mayoría de los cuales eran de origen indio.

Pronto se hizo evidente que los métodos de filtración británicos no eran adecuados para el agua de la ciudad de Madrás. Esta constatación provocó una gran indignación entre las élites indias de la ciudad en unos años de crecientes tensiones entre colonialistas británicos y nacionalistas indios. En tales circunstancias no resulta sorprendente que el debate sobre la filtración se cargara de fuertes connotaciones políticas. La incapacidad de los ingenieros británicos para construir un sistema efectivo de filtración de agua se convirtió en argumento recurrente para los grupos nacionalistas de Madrás que reclamaban un mayor autogobierno. Con la controversia todavía en el candelero, el gobierno colonial ordenó una investigación rigurosa para conocer a ciencia cierta qué método era más adecuado para purificar el agua de la ciudad. Entre 1917 y 1925, los expertos realizaron toda una serie de experimentos para comparar ventajas e inconvenientes de los diferentes métodos de filtración. A la luz de los resultados, los expertos recomendaron finalmente la adopción del método de filtración mecánica.

Una estación experimental de filtración de agua creada por el gobierno de Madrás durante la década de 1920. Fuente: Report on the Experiments Conducted at the Government Experiment Filtration Station at Kilpauk, 1929.

A pesar de los resultados experimentales, los líderes políticos municipales se mostraron reacios a dar el paso hacia la filtración mecánica. Aparte de los costes asociados, las élites de Madrás desconfiaban (o no querían confiar) del personal experto en filtración de agua, tanto por el fracaso del método inicialmente sugerido (filtración lenta) como por la polémica que siguió, la cual había sacado a la luz pública los fuertes desacuerdos en el seno de la comunidad experta respecto a estos temas. Debido a estos recelos, los gobiernos municipales no pusieron en marcha las nuevas recomendaciones de los expertos y siguieron empleando el método anterior de filtración lenta.

Por fortuna para los habitantes de la ciudad, los años veinte fueron testigo de la llegada de la cloración como solución más barata para la esterilización del agua. La ciudad de Madrás adoptó este método como procedimiento provisional para garantizar la pureza bacteriológica, a pesar de sus efectos indeseables en las cualidades organolépticas, tales como el mal sabor o el olor desagradable del agua clorada. Los métodos de filtración mecánica no fueron adoptados hasta después del final de la Segunda Guerra Mundial, cuando su funcionamiento era bastante mejor entendido.

Filtros utilizados en experimentos de filtración en Madrás. Fuente: Report on the Experiments Conducted at the Government Experiment Filtration Station at Kilpauk, 1929.

La historia de las técnicas de purificación de agua en Madrás a principios del siglo XX trae a colación dos aspectos importantes relacionados con la globalización y el cambio tecnológico. El primero es que tanto la imitación como la transferencia juegan un papel destacado en estos asuntos, si bien están lejos de ser mecanismos sencillos en la historia global de las técnicas. Por el contrario, son asuntos que requieren ser analizados con detalle y problematizados con rigor suficiente. Como ha señalado David Edgerton, la cuestión principal consiste en definir aquello que se elige para ser imitado y las razones de tal elección. La segunda precaución que debe adoptarse es evitar la equiparación de la globalización de las técnicas con la producción de homogeneidad a escala mundial. Las circunstancias de la imitación, desde los intereses económicos hasta los marcos institucionales, pueden producir —y de hecho producen— historias divergentes de los cambios tecnológicos y los usos de las técnicas. En el caso de Madrás, el oneroso fracaso de los métodos de filtración británicos adoptados inicialmente tuvo un peso mucho más fuerte que otras consideraciones sobre las virtudes de las diferentes técnicas de purificación de agua. Se ha podido comprobar que la decisión de las autoridades de esta ciudad se hizo todavía más complicada debido al panorama cambiante de las técnicas existentes a nivel global.

 

 

Viswanathan Venkataraman
King’s College, London

 

*Traducción: José Ramón Bertomeu Sánchez

 

Cómo citar este artículo:
Venkataraman, Viswanathan. La globalización de la filtración de agua. Sabers en acció, 2025-09-10. https://sabersenaccio.iec.cat/es/la-globalizacion-de-la-filtracion-de-agua/.

 

 

Para saber más

Puedes ampliar la información con la bibliografía y recursos disponibles.

Lecturas recomendadas

Hamlin, Christopher. A Science of Purity: Water Analysis in Nineteenth Century Britain. Bristol: Adam Hilger, 1990.

Melosi, Martin V. Precious Commodity: Providing Water for American Cities. Pittsburgh, Pa.: University of Pittsburgh Press, 2011.

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Estudios

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Fuentes

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Páginas de internet y otros recursos

«Documentary History of American Water-Works,» http://www.waterworkshistory.us/tech/Filtration.htm.

«Grace’s Guide to British Industrial History,» https://www.gracesguide.co.uk/Category:Water_Purification.