—Conectar, conocer e historiar el mundo desde el mar.—

 

“Ya havemos contado la mayor parte de la universidad del linage humano y, aunque no es mi intento tractar en esta historia sus innumerables ritos y costumbres, paréceme no ser algunas cosas de callar, mayormente de los que viven más apartados del mar, entre las cuales no dubdo que muchas parecerán monstruosas e increíbles, porque ¿quién creyera que havía negros antes que los viesen?”

Plinio, Historia natural, VII-1 [traducción de Francisco Hernández, ca. 1570]

 

El filósofo Aristipo, náufrago, encuentra trazos geométricos en la playa de Rodas. Grabado de portada en una edición de Euclides (Oxford, 1703). Google Books.

El reconocimiento del mundo a partir del mar: en las islas y franjas de tierra que lo rodean, habitan los humanos, las plantas, los animales conocidos; hacia el interior, mora lo desconocido; cuanto más apartado del mar, más monstruoso e increíble. Esta forma de ordenar el conocimiento del “linage” humano, como le llama Plinio, determinó el orden geográfico del saber de la Antigüedad grecolatina, capaz de surcar una y otra vez y surgir en cada uno de los puertos, radas y recodos del Mediterráneo y del mar Negro, incluso de aventurarse en el mar Rojo hasta Adén o en las costas atlánticas ibéricas hasta Gadir, pero cauto a la hora de penetrar hacia el interior de las tierras desconocidas. Un orden geográfico que, lejos de ser insólito, se repetía bajo un patrón similar en otras partes del globo, como en el mar de China meridional hasta el mar de Banda, en el Caribe, en el mar de Japón y aun en la inmensidad del Pacífico sur, jalonada de islas y surcada por las naves polinesias hasta Rapa Nui o Hawaii.

En todos estos casos, el mar es el medio geográfico conocido a partir del cual se explora y se reconoce la tierra y sus habitantes. La escala espacial condiciona una visión del mundo y una forma de conocerlo e investigarlo. No es la única, es cierto, pero es la que aquí queremos tratar porque no ha sido la más habitual entre las formas de explorar, ordenar y escribir la historia de la ciencia. Aunque en la última década parece que han empezado a proliferar acercamientos que indican un cambio de tendencia en este terreno.

Podemos partir de la distinción de tres formas de abordar la relación entre el mar y la historia de la ciencia. La primera concibe el mar como el gran conector; aunque mejor sería especificar que es la superficie del mar la que juega ese papel y, por supuesto, la capacidad de los humanos para navegar por ella (al menos, hasta la llegada de las naves submarinas, claro); de aquí las propuestas de “regiones” del globo en función del mar que las conforma, cohesiona, conecta.

 

Océano Índico en el mapa mundi de Diego Ribero, 1529. Museo de Propaganda Fide, Roma. Wikipedia.

La segunda, por su parte, toma el mar como objeto de estudio, abre la superficie, que deja de ser lo primordial y es, en cambio, el mundo submarino el que se erige como espacio para el conocimiento. En primer lugar, de la fauna y la flora marina, ya que son recurso alimenticio, pero también objeto de curiosidad y colección. Más tarde, a medida que los artefactos tecnológicos lo permitieron, la exploración del fondo marino acrecentó la nómina de fauna a estudiar, pero sobre todo abrió el terreno al estudio de la gea marina, en donde la explotación de recursos energéticos impulsa finalmente la posibilidad de cartografiar el fondo marino; historias de exploradores y artefactos que llegan hasta la actualidad, pues no hace tanto (en todo caso, después de haber surcado con naves espaciales el sistema solar) que se pudo tener una cartografía completa del fondo marino, aún con varias incógnitas.

Fauna marina en un grabado coloreado en una edición de la Carta Marina, d’Olaus Magnus, 1544. Wikipedia.

La tercera forma de abordar la relación entre el mar y la historia de la ciencia es la que concibe el mar como escala para entender la circulación del conocimiento, las conexiones entre sus portadores (personas y objetos) y la transformación de saberes elaborados en sus orillas o en plena navegación sobre sus naves. Aquí la escala pasa a ser global e inseparable en su devenir histórico de estructuras sociales como los imperios, el colonialismo, la esclavitud y la depredación medioambiental.

La historia de la ciencia ha sido la que ha dominado la narración de la segunda forma, pero en cambio ha sido la última en llegar a la primera, durante tanto tiempo en manos de la historia naval, casi en exclusiva ocupada de la guerra, como un apéndice inmenso y azul de la historia militar. Y en cuanto a la tercera forma, la historia de la ciencia se ha sumado a ella, tras el entusiasmo circulatorio con que su historiografía hegemónica inició el siglo XXI. Aunque, en cierta medida, la tercera es una evolución de las otras dos (el mar como gran conector y el mar como objeto de conocimiento), partiendo de una historia marítima, reconvertida y independizada poco a poco de la férrea estructura ideológica de la historia naval, que encubría con alarde de erudición y tecnicismos un marco teórico pobre.

SS-Savannah, un barco mercante a vela que incorporaba un motor a vapor y fue el primero de esa modalidad que cruzó el Atlántico, 1819. Wikipedia.

Ese ensanchamiento y esa liberación metodológica permitieron a otras disciplinas sumarse a esa escala mar para narrar, por ejemplo, una historia del comercio, una historia de los imperios o  una historia de la navegación practicadas ahora a la usanza moderna. Aquí es donde la historia de la ciencia se ha situado y ha comenzado –en realidad solo hace un par de décadas– a participar no solo en la carrera de publicaciones, sino también en los debates académicos acerca de los problemas metodológicos y conceptuales asociados con la adopción de una geografía prevalentemente marítima, casi en exclusiva orientada ahora a la defensa de una determinada manera de practicar la historia global.

Sin embargo, la historia de la ciencia tiene mucho que decir todavía en cuanto al mar como gran conector; aquí el campo está aún por desbrozar (si se permite el juego metafórico mar-campo), no necesariamente bajo el paradigma circulatorio, que es a todas luces un límite prescindible para la vasta superficie marítima. Los abordajes pueden ser muy diversos: el conocimiento para orientarse en él, la tecnología que permite atravesarlo, el papel del colonialismo en su uso como medio de transporte de mercancía, no solo de manufacturas o materias primas, sino también de mercancía humana, animal y vegetal.

Y, por supuesto, la historia de la ciencia –en conexión imprescindible con la más reciente historia medioambiental– debe seguir ejerciendo su dominio preferente en el tratamiento del mar no ya como escala o como espacio de conexión, sino como objeto de estudio. La historia natural del mundo submarino, la historia de su exploración por los humanos, la de las formas de explotación y regeneración, o la de las tecnologías empleadas para ambos procesos.

El DSV-Alvin explorando el fondo marino en 1978. Wikipedia.

Aunque por el momento, el pertinaz paradigma circulatorio en el que se halla enredada la historia de la ciencia hegemónica en lo que llevamos de siglo XXI está bloqueando un desarrollo más ambicioso y renovador, aplanando innecesariamente el volumen de conocimiento nuevo que se puede generar. Lo mismo ha ocurrido con las sucesivas propuestas de historias oceánicas regionales en las décadas finales del siglo pasado, encabezadas por la Atlantic History y la Pacific History, determinadas por el balizamiento de territorios y nichos académicos en el concurrido y competitivo mundo universitario angloestadounidense, que han troceado innecesariamente las posibilidades de un relato histórico de la ciencia desde una perspectiva marítima y a escala global. Sin embargo, a juzgar por algunos proyectos más recientes, parece estar fraguándose una cuarta forma de construir una historia de la ciencia a escala marítima que podría ser la suma de las tres que hemos sucintamente presentado.

Una narración panorámica ambiciosa a escala mar podría jugar el papel de alternativa a los insistentes relatos a escala nacional o a la primigenia –y pertinaz– narración eurocéntrica de la historia de la ciencia, aunque habría que cuidarse de evitar que acabara siendo solo un pretexto para encontrar la manera de revestir con disfraz aparentemente innovador el mismo cuento de siempre: vino viejo –y rancio– en odres nuevos.

Mirar de construir una historia del conocimiento humano del mundo desde el mar, como en tiempos hiciera Plinio con su Naturalis historia, podría ayudar a comprender mejor, entre otras cosas, la producción polifónica de saberes, objetos, personas, imágenes, instrumentos, especímenes, etc. sin necesidad de quedarse anclada en ese artefacto conceptual de la “circulación”, que ha constituido el núcleo hegemónico de las últimas dos décadas de producción historiográfica en historia de la ciencia.

 

 

José Pardo Tomás
IMF-CSIC

 

Para saber más

Puedes ampliar la información con la bibliografía y recursos disponibles.

Lecturas recomendadas
Guadalupe Pinzón Ríos y Flor Trejo Rivera (coordinadoras) El mar: percepciones, lectura y contextos Una mirada cultural a los entornos marítimos. México: UNAM; 2015.

Christian Buchet et Gérar Le Bouëdec, eds. The Sea in History / La mer dans l’histoire. 4 vols. Martlesham-Rochester: Boydell&Brewer; 2017.

David Abulafia. Un mar sin límites. Una historia humana de los océanos. Barcelona: Crítica; 2021.

Estudios
Helen M. Rozwadowski, Vast Expanses: A History of the Oceans. Londres: Reaktion Books; 2018.

Jerry H. Bentley, Renate Bridenthal, Kären Wigen, eds. Seascapes: Maritime Histories, Littoral Cultures, and Transoceanic Exchanges. 2 ª ed. Hawai’i University Press; 2016.

Ernesto Bassi. La isla encallada. El Caribe colombiano en el archipiélago del Caribe. Bogotá: Siglo del Hombre Editores; 2015.

Lincoln Paine, ed. The sea and civilization: a maritime history of the world. Londres: Vintage Books; 2013.

Jean-Marie Kowalski . Navigation et géographie dans l’Antiquité gréco-romaine : la terre vue de la mer. Paris: Picard; 2012.

Robert Kunzig. La exploración del mar. Pamplona: Laetoli; 2007.

Karen Wigen, ed. Oceans of History. AHR Forum, American Historical Review, 111 /3, 2006: 717-780.

Sugata Bose. A Hundred Horizons: The Indian Ocean in the Age of Global Empire. Cambridge, Mass. Harvard University Press; 2006.

Bernard Baylin, James Duncan Philips, Atlantic History: Concept and Contours. Cambridge, Mass.: Harvard University Press; 2005.

Helen M. Rozwadowski, David K. Van Keuren, eds. The Machine in Neptune’s Garden: Historical Perspectives on Technology and the Marine Environment. Sagamore Beach, Mass.: Science History Publications; 2004.

Páginas de internet y otros recursos

Sobre la historia del Pacífico, la revista fundada en 1966, The Journal of Pacific History. Disponible en este enlace.

Para una historia del océano Índico. Disponible en este enlace.

Un proyecto australiano de historia del mar profundo (o profunda historia del mar, más exactamente). Disponible en este enlace.

Proyecto sobre historia del mar Báltico, desde Dinamarca. Disponible en este enlace.

También Dubai se apunta aunque con libros directamente. Disponible en este enlace.

Desde California y más limitado también cronológicamente. Disponible en este enlace.

La Unión Europea, bajo el paraguas del «cultural heritage«, financia un proyecto sobre el Mar Negro. Disponible en este enlace.

Y el Mediterráneo: DEEPMED (ERC CoG): A History of the Mediterranean Environment, presentación. Disponible en este enlace.

Y con el paraguas de lo interdisciplinar, la mirada histórica subsidiaria o decorativa, frente al atractivo de la arqueología submarina y las clases de buceo. Disponible en este enlace.

Historias orales desde departamentos de antropología, museos o proyectos de memoria: 
http://www.econanthro.org/people/oral-history-project/ 
http://www.themaritimesite.com/merchant-marine-veterans-oral-history-project/
https://www.scottishmaritimemuseum.org/oral-history-project-gets-underway/
https://cambodianoralhistoryproject.byu.edu/interviewee/%E1%9E%9F%E1%9F%8A%E1%9E%B6-%E1%9E%9A%E1%9E%B6%E1%9E%93%E1%9F%8B-sea-riann/